El film comienza con la celebración de una boda en la que se van presentando los personajes, con muchos chites y con los típicos familiares graciosos. Pero todo cambia cuando en pleno convite uno de los familiares muerde a otro. Empieza una cadena de mordiscos, vómitos de sangre y gritos, en el que la novia se separa de su marido y ambos no se rinden hasta que se encuentran.
Mucha sangre y escenas desagradables que, en mi opinión, te mantienen pegado al asiento. Con apenas 80 minutos de duración, este film te atrapa. Aunque todo hay que decirlo, es la típica película americana de zombis. Con una recaudación bastante pobre en taquilla, no se merece pasar del 6.
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